"Cuenten con nosotros"

Proyecto de Cátedra de la cátedra Lenguaje Visual 3 - Fac. Bellas Artes. La Plata

Thursday, April 12, 2012

El níspero



Un día de madrugada fui al patio a ver mi planta favorita. Mi planta había crecido muy grande. Y pensé que era hora de ponerle un nombre, pero… no se me ocurría nada. Busque en la compu la historia de esa planta, anoté mucha información. Estudie, estudie y estudie. Aprendí bastante y después me dije: es muy parecida a un níspero, así que lo llamaré Níspero. El níspero necesita mucha mucha agua. Y en el barrio la mayoría de las veces el agua era poca. Tenía que ahorrar agua para que el níspero no pasara sed. Era lo más importante. El níspero necesitaba agua.
Una señora, que venía pensando en estas cosas hace tiempo, averiguó que en otros sitios también faltaba el agua. No era el único lugar mi barrio sino que en otros países enteros el agua era poca. Aunque en otros abundaba el agua y abundaban otras cosas. En este país en cambio, no había agua pero tampoco había comida, ni ropa, ni nada. Parecía que no existía este país en el que está mi barrio y el níspero. Y como si fuera poco hasta los tubos que traían el agua también estaban rotos. Todo el trabajo ahora estaba puesto en ahorrar el agua e ir cargándola en los baldes, porque el patio era un desierto. Era triste ver el desierto en el patio; mi planta se estaba marchitando y otras plantas se estaba marchitando, por lo menos unas diez o quince plantas de la cuadra necesitaban agua. Hacía calor, el patio era un desierto, la escases del agua, muchísima. ¿Qué hacer? Era hora de preguntarse qué hacer con la falta de agua. Si no tenemos agua el Níspero se muere –me dije- y así empezamos un poco uno a uno mis amigas, mis las mamás de mis amigas con otras plantas o con los animales que tenían en la casa, los vecinos de la vuelta; los de la otra cuadra; había que ahorrar agua, arreglar los tubos, era una tarea que empezamos a hacer todos.
Llevó un largo tiempo. Y mucha gente haciendo lo mismo. Una, dos, tres, cuatro, trescientas, miles de mi barrio y otros barrios.
 Le grité a mi mamá cuando abrí la canilla y vi caer el agua.
¡Hay agua! ¡Hay agua! dije- ¡Agua para mi Níspero! El Níspero sobrevivirá.
Llevó unas semanas. Le puse agua y vi cómo empezaron a brotar ramitas con espinas.

Nicole Lisarbe (9 años)

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