"Cuenten con nosotros"

Proyecto de Cátedra de la cátedra Lenguaje Visual 3 - Fac. Bellas Artes. La Plata

Sunday, May 17, 2009

El tercer planeta

Es una mañana anaranjada, como todas las últimas mañanas del verano de Punjab, el tercer planeta de la Galaxia del Sur.
Halidor piensa que de sostenerse por dos días más esta situación, el planeta entero podrá entrar a una situación de caos irreversible.

Desde la ventana de la torre, se sienta a contemplar el paisaje como si fuera la última vez que lo hará y recuerda a Punjab, en otros tiempos lejanos cuando él no era rey sino niño.
Halidor se ve a sí mismo jugando entre árboles de más de diez metros de altura. Si había algo que caracterizaba al tercer planeta era la existencia de árboles con increíbles hojas y troncos dorados. Y si bien todos eran del mismo color, sus estructuras eran múltiples. Algunos de ellos crecían aislados entre sí y adoptaban formas circulares; otros, cúbicas y otros, en forma de dodecaedro. Pero las especies más curiosas eran las que se agrupaban en bosques. En Punjab, crecían árboles que se abrazaban entre sí formando cuevas y lo que resultaba realmente original era que lejos de dar sombra, apenas los rayos del sol de la Galaxia del Sur asomaban al día, la confluencia de árboles dorados unidos entre sí por sus copas, hacía pensar en un amplio salón iluminado. Otras especies crecían más altas sin ramas ni hojas, cónicas y puntiagudas en el extremo. Estos troncos ralos ascendían curvados, zigzagueantes y angulares, a la manera de gigantescos rayos.
Los bosques y los árboles habían sido el orgullo de Punjab, el planeta más pequeño de la Galaxia Sur, hasta que llegaron las naves interestelares y se llevó a cabo el trato.
Diez años antes del infortunio, Halidor había llegado a la edad de asumir el reinado. Delidor, su padre, debía partir al cuarto planeta reservado para los punjabitas que deseaban retirarse de la vida activa. El reinado de Delidor se había caracterizado por una inmensa sabiduría al escuchar las necesidades de sus súbditos y el respeto que cada uno de los habitantes de Punjab le merecía.
Nueve años después de haber asumido el mando, Halidor recibió una curiosa visita, la de Mentor, un viejo comerciante proveniente del asteroide Prístino.
- Bienvenido a Punjab, Mentor- dijo con cierta desconfianza Halidor.- ¿Qué te trae por aquí?
- Debo recordarte que la belleza de tu planeta es tan famosa que excede a la Galaxia del Sur, así como la sabiduría con que tú, tu padre y para no ser injusto, todos vuestros antepasados, lo gobiernan desde tiempos remotos.
- Sí, es verdad mi planeta es de una hermosura incomparable pero, no creo que tu visita responda sólo al deseo de elogiarla.
- No, es cierto. Vengo porque tengo un trato para hacerte y quiero que me escuches.
- ¿Qué necesitas de nosotros?
- Tu tierra es famosa a causa de sus árboles. Aquí crecen especies imposibles de encontrar en planeta alguno. ¿Pensaron cuánto ganarían vendiendo una parte, digo, sólo una parte de ellas?
- No, en verdad, nunca lo hemos considerado.
- Supongamos que ustedes vendieran la mitad, nada más que la mitad, les quedaría la otra parte, hasta tanto vuelvan a crecer los nuevos árboles y con todas las riquezas que obtendrían a cambio, podrían mejorar sus naves, desarrollar tecnología en sus
comunicaciones interplanetarias, modernizar este palacio que, mirándolo bien, se ve bastante anticuado…
- ¿Le parece? No me había dado cuenta.
- ¿Cuánto hace que usted no sale de este pequeño rincón del Universo? ¿Lo pensó?
- En verdad, mucho, creo que demasiado.
- Si usted saliera, se daría cuenta cuánto ha cambiado y cuán, digamos, atrasado, se ve Punjab con respecto de los otros planetas que he visitado.
- ¿Tanto?
- Pero no es para preocuparse… vendiendo como le he dicho, la mitad de sus bosques, que sin dudas volverá a recuperar en poco tiempo en estas tierras benignas, usted podrá invertir ese dinero en estructuras que coloquen a Punjab a la altura del más avanzado de los planetas.
- Tanto dinero recibiremos por nuestros árboles.
- ¡Toda ganancia para usted! Si consideramos que, en breve, sus árboles volverán a crecer y encima recibe la suma que estoy dispuesto a ofrecerle. ¡Yo sí que estoy en desventaja frente a ustedes!
Y así fue como Halidor permitió que en los días que siguieron al trato, un tránsito incesante de naves interestelares atravesara los cielos de Punjab, despojándola de la mitad de sus bosques y sus árboles aislados.
Los punjabitas se organizaron para protestar por la medida, nunca antes habían cortado árbol alguno, salvo en los casos de necesidades extremas, que por su condición excepcional, no eran frecuentes. Halidor había tratado de persuadirlos mencionando una a una las bondades que traería el dinero obtenido por la venta. Fue así como cada lugar antes ocupado por los bosques, era reemplazado por una moderna planta de desarrollo de medios de intercomunicación planetaria que dejó satisfecha a buena parte de los punjabitas.
Pero poco a poco cambió el clima del tercer planeta, sin que pudieran hacer nada para impedirlo. El cielo fue tornándose de un anaranjado cada vez más intenso y las lluvias dejaron de caer regularmente como solían hacerlo antes del trato. Con el correr de los meses, apenas unas pocas gotas doradas, pero sin brillo, clavaban la tierra con pesadez y desaparecían en ella sin dejar huella. Los árboles restantes comenzaron a perder brillo, consistencia, dureza, hasta convertirse en imágenes desoladas y secas de lo que alguna vez había sido.

Dos días pasaron de la mañana en que Halidor recordaba el maldito trato. No ha caído una sola gota de lluvia. Todo el planeta está deshidratado y enfermo y Halidor sigue en su torre pulsando con desesperación botones de un sofisticado elemento de intercomunicación planetaria sin obtener la más mínima respuesta. Halidor, impotente decide entonces salir de su torre a buscar ayuda entre sus súbditos.
En el camino se detiene, un susurro débil se alza en la tierra reseca. Pequeños brotes dorados insisten en nacer. Halidor los mira y llora sin saber qué hacer. Sus lágrimas los alimentan y no tardan en crecer. Poco a poco, han llegado los pocos sobrevivientes de Punjab. Halidor ahora puede escuchar su llanto y también sus voces que anuncian el tiempo de volver a empezar.

María Eugenia Pons

marupons12@hotmail.com

12 Comments:

At 11:07 AM, Blogger anonimo said...

Buenas tardes, soy Lucía Zurita, estoy en Lenguaje 3 de Diseño en Comunicación Visual de FBA. El cuento es muy interesante, y es una propuesta muy buena para desarrollar en la historieta para los chicos.

Muy bueno!

Hasta siempre.

Lucía Zurita / DCV

 
At 4:29 AM, Blogger Unknown said...

Muy buena Historia. para resumirlo
QUidiera saber en qué consiste ?

 
At 3:05 PM, Blogger Unknown said...

Cuál sería el problema principal

 
At 2:12 PM, Blogger Unknown said...

Con quién hici un trati

 
At 2:16 PM, Blogger Unknown said...

¿Que enseñanza deja?

 
At 3:22 PM, Blogger Unknown said...

Quien lo tiene completo

 
At 3:22 PM, Blogger Unknown said...

Quien lo tiene completo

 
At 2:03 PM, Blogger Unknown said...

El problema principal es que mentor llega a Punjab y le empieza a decir mentiras a Halidor para que vendas sus árboles

 
At 10:34 AM, Blogger Unknown said...

Donde y en quw tiempo transcurre esta historia

 
At 10:36 AM, Blogger Unknown said...

Donde y en que tiempo transcurre esta historia

 
At 10:47 AM, Blogger Unknown said...

Donde y en que tiempo transcurre esta historia ?

 
At 1:11 PM, Blogger Unknown said...

Nose

 

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